A LOS 60 AÑOS DE AQUEL GOLPE FUNESTO

Expresidente Juan Bosch

Por Daniel Cruz

De entrada debemos dejar en claro que la Historia se hace con lo que fue, lo acontecido; no con lo que pudo haber sido o haber pasado. También que NO todos los acontecimientos merecen el calificativo de histórico; solo lo reciben los que revisten importancia para la vida de la sociedad en que se producen.

Ha motivado estas reflexiones el cumplimiento en el día de hoy del 60 aniversario del golpe de Estado al gobierno del profesor Juan Bosch, el 25 de septiembre de 1963.

Bosch había ganado las elecciones del 20 de diciembre del año anterior luego de haber realizado una campaña electoral en la que impuso los temas económicos y sociales tratados en un lenguaje sencillo. También después de haber ganado apenas 24 horas antes del día de la votación un debate político en el que logró que el sacerdote jesuita Láutico García retirara la acusación que le había hecho de que era comunista.

En su condición de presidente electo, o sea sin todavía haber tomado posesión del cargo, Bosch empezó a trabajar en beneficio del país. Con ese propósito hizo un viaje a Estados Unidos y Europa, animado del interés de lograr apoyo y suscribir acuerdos con presidentes de gobiernos amigos.

Bosch se juramenta el 27 de febrero de 1963 y recibe un país en malas condiciones económicas, por lo menos así se desprende de lo que dijo en un discurso en el que rindió cuenta de sus primeros tres meses de gestión, el 27 de mayo de 1963.

En esa ocasión expresó que el gobierno que le entregó había hecho un presupuesto de 177 millones de pesos, es decir había calculado que desde el primero de enero hasta el 31 de diciembre del año 1963 se gastarían 177 millones de pesos y como es lógico hizo también cálculos para saber de dónde entrarían esos 177 millones.

«La costumbre y la lógica –explica Bosch– indican que no se debe nunca hacer cálculos sobre lo que se va a gastar, sino de lo que va a entrar, y después que se calcula lo que va a entrar, entonces se hace una lista de lo que se va a gastar. Aquí se hizo al revés. En el año 1962 hubo un presupuesto de RD$126,000 000.00; de golpe, el presupuesto se llevó a RD$177 000,000.00, es decir, se aumentó en un 40 %; pero además de eso se le agregaron gastos que no estaban calculados. Esos números fueron excesivos, fueron exagerados. Lo cierto es que el Gobierno debió haber hecho un presupuesto de RD$150, 000,000.00 y hasta podía haber llegado un poco más, a RD$155,000,000.00, y hubiera estado correcto, si dentro de ese cálculo de gastos hubiera metido el plan de emergencia porque dentro de los RD$177,000 000.00 no está el plan de emergencia*».

Y Juan Bosch explica las consecuencias de esa práctica:
«Así, nosotros nos encontramos con que teníamos que gastar desde el primero de marzo hasta el 31 de diciembre RD$12,500,000.00 que no estaban dentro de los RD$177,000,000.00. Y nos encontramos que en esos RD$177,000,000.00 había RD$18 000,000.00 que se calcularon que iban a entrar en el Gobierno como beneficios de las empresas del Estado; pero resulta que hay una ley del Gobierno anterior que dice que los beneficios de las empresas del Estado deben ir a manos de la Corporación de Fomento Industrial, que es la que maneja esas empresas del Estado. De manera que ahí tienen ustedes ya RD$12,500,000.00 del plan de emergencia en 10 meses y RD$18,000,000.00 calculados que iban a entrarle al gobierno y que no le pueden entrar al Gobierno. Son RD$30,000,000.00».

Pero como los males siempre andan acompañados en casa de los menesterosos, había otro inconveniente:
«Por otro lado, el Gobierno dejó deudas que había que pagar este año (1963): deudas a la Corporación de Electricidad, deuda al Banco de Reservas; en total el déficit, para ser cubierto en 10 meses, sobrepasa los RD$40,000,000.00. Nosotros tenemos entendido que era un déficit de RD$43,500,000.00. Llegar al Gobierno y encontrarnos de golpe y porrazo con un déficit de RD$50,000,000.00 para cubrirlo en 10 meses, era alarmante; por esa razón nosotros sacamos inmediatamente la aplanadora a la calle. Y comenzamos a recortar sueldos altos y gastos lujosos (empezando con el suyo, que bajó a RD$1,500.00, y de los ministros, que bajó a RD$1000.00 de RD$2,000.00, dc); y de un pumazo rebajamos RD$9,000,000.00. Con nueve millones de pesos rebajados no se podía resolver el problema del déficit tan grande. En el mes de marzo, por ejemplo, no teníamos con qué pagarles a los empleados públicos. De manera que empezamos nuestro gobierno sin fondos para pagarles a los empleados públicos. Llamamos a los industriales y a los comerciantes que debían pagar impuestos sobre los beneficios en el mes de abril, y les pedimos que hicieran un adelanto. Los comerciantes y los industriales hicieron el adelanto. A pesar de eso, sin embargo, terminamos el mes de marzo con un déficit de RD$1, 710,000.00».

El criterio de Juan Bosch sobre el manejo de las finanzas públicas se pone de manifiesto en algo que para algunos más que un valor efectivo lo tiene simbólico. Bosch recuerda que cuando tomó posesión del cargo de presidente de la república lo hizo en traje de calle, sin banda presidencial, sin honores militares porque en su opinión la democracia tiene que ser humilde. En ese sentido dijo:
«Uso automóvil particular, con placa particular, automóvil que no es de pescuezo largo, porque la democracia tiene que ser humilde. La humildad en mí no significa un esfuerzo. Soy naturalmente humilde. Mi padre llegó a este país como albañil. Y después fue un pequeño comerciante. La familia de mi madre, su padre, mi abuelo, don Juan Gaviño, llegó a este país y fue un modesto agricultor cuya mayor propiedad tenía 300 tareas, 300 tareas que él sembró, con su propio trabajo, de cacao y café en Río Verde».

Bosch consideraba que la única manera de sacar el país del atraso era desarrollando la industria nacional, lo que no podía hacerse sin producción de energía eléctrica. Precisamente de ahí su interés en la construcción de las hidroeléctricas de Taveras y de Valdesia. «Taveras produciría 157 millones de kilovatios hora al año y Valdesia 100 millones», había asegurado.

Otro asunto que nos da una idea clara del tipo de gobierno de Bosch lo tenemos en su empeño de impulsar una reforma agraria y el apoyo que esta disposición recibía de gran parte del pueblo. Por ejemplo, los descendientes del doctor Castro Valentín, que había sido médico de la familia Bosch-Gaviño en La Vega en la adolescencia de don Juan. Pues bien, los herederos de Castro Valentín donaron a la reforma agraria tres propiedades que en total tienen 5,088 tareas, en el sitio del Cuey, en el Seibo, lugar conocido por su fertilidad. Obviando a las personas de apellido sonoro que hicieron donaciones de tierra y de factoría de arroz y maquinaria destacaremos ahora algunas personas como es el caso del doctor Francisco del Rosario Díaz Sosa, mayor oftalmólogo y otorrinolaringólogo del Ejército Nacional, quien ofreció el 5 % de su sueldo como una contribución espontánea para la reforma agraria; el caso del señor Rafael Lora Perdomo, de Maimón, Bonao, quien devengaba un sueldo de obrero y decidió aportar a partir del mes de mayo $5.00 mensualmente, y el de empleados del Mercado Nuevo de Santo Domingo –y como Bosch explica, entre ellos hay algunas mujeres que son barrenderas– decidieron aportar $22.00, y así en esa tónica explica el caso de decenas de profesionales y empleados que decidieron aportar para la reforma agraria.

Bosch da cuenta de todo eso en correspondencia con su criterio, expresado es un discurso anterior, de que en democracia debe gobernarse desde una casa de cristal. Procediendo en consecuencia fue que hizo de público conocimiento al país la propuesta que le había hecho un grupo de oficiales en el sentido de que tenía que poner mano dura con un sector político que no era bien visto por ellos. Esto sucedió pocos días antes del golpe de Estado. A estos jóvenes oficiales Bosch les dijo que él no había ido al gobierno a ser demócrata con un sector de la población y dictador con otro sector. Esto sumado al rechazo de su decisión de sacar a Elías Wessin de la dirección de la rama militar que dirigía crearon un ambiente de inconformidad entre Bosch y los militares.

En apenas 7 meses Juan Bosch había logrado la organización de la economía del país. Él entendía que como acontece en una familia un país no puede gastar más de lo que produce. De ahí su celo en todo lo relacionado con egresos y se planteara la meta de incrementar los ingresos. En el aspecto político quizás lo más trascendental del gobierno de Bosch, además de conducirse de manera transparente y respetuosa de las libertades públicas, esté en la Constitución que proclamó en abril de ese año. Esa Constitución limitaba de manera significativa la posesión y adquisición de tierra por parte de extranjeros, de manera específica en su Artículo 25 dispone:
«Se declara que solamente las personas fisicas dominicanas tienen derecho a adquirir Ia propiedad de Ia
tierra. Sin embargo, el Congreso podrá autorizar mediante ley, cuando convenga al interés nacional, la adqui-
sición de terrenos en las zonas urbanas por personas extranjeras».

Respecto al manejo con pulcritud de los recursos públicos, Juan Bosch había anunciado en el discurso de proclamación de su candidatura que en el manejo de las cosas públicas no tendría parientes ni arietes. Hay que recordar en este sentido que ante una denuncia con fundamento que le hicieron empresarios respecto a extorsión que habían recibido de un funcionario (Virgilio Gell), Bosch dispuso la investigación de este último y su salida del cargo.

Ante estas acciones y muchas otras que debemos obviar para no abusar de la gentileza del amable lector, uno cede a la tentación de pensar en qué se hubiera convertido la República Dominicana en la eventual experiencia de que Juan Bosch hubiera concluido sus cuatro años de gobierno. De haber podido aplicar el programa que empezó a desarrollar, la República Dominicana habría dado un gran salto, y no solo en el desarrollo material de su infraestructura y sus medios de producción sino en el aspecto subjetivo, en el respeto a las instituciones. La oportunidad de haber logrado todo eso fue lo que le quitaron a este país los ideólogos del golpe de Estado y sus ejecutores materiales. Por eso estos y aquellos figuran en la historia con el estigma de golpistas y la responsabilidad del descalabro del primer gobierno decente, progresista y democrático que se dio el país después de la muerte de Trujillo. Y precisamente por lo que empezó a hacer desde el gobierno y lo que hizo después desde la oposición en favor de su pueblo la Historia ha reservado a Juan Bosch un lugar preeminente.

JUAN BOSCH se ha convertido en uno de los grandes personajes que con el paso de los años ven acrecentar su figura impoluta del mismo modo que la claridad del día aumenta en el mundo a medida que el sol se eleva cada mañana.

*Plan de emergencia:
en nuestro medio, medida transitoria que se pone en práctica para dar trabajo de manera coyuntural a hombres y mujeres del pueblo en limpieza de carreteras, el desyerbo de caminos vecinales y otras obras públicas

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